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Sala lll Arte Barroco Civil

La cultura del México virreinal se impregnó del arte barroco que se desarrolló durante el siglo XVII y alcanzó la plenitud de su expresión en el XVIII. Durante este periodo la sociedad civil española y criolla estaba ávida de mostrar y asegurar su estatus privilegiado, teniendo como testimonio pleno el interior de sus casas.

El arte barroco en la Nueva España tenía por característica ser suntuoso y buscaba la distinción de otros países: cada habitación debía ser una muestra en donde confluyeran obras de arte de la más exquisita manufactura mexicana, artículos traídos por el Galeón de Manila, y las procedentes de otros países como Egipto, Turquía, España, Italia, Francia e Inglaterra.

La sobriedad de la arquitectura civil barroca en la Nueva España no se comparó con los espacios interiores de los palacios e iglesias que estaban ceñidos al lujo y ostentación, así como a la decoración profusa y a la exuberancia en la forma. Las casas mostraban su riqueza a través de los objetos que resguardaban; tenían pinturas, muebles, textiles y artes decorativas, sus paredes estaban cubiertas de telas de damasco o terciopelo y tenían del mismo material cortinado y carpetas. Las recámaras tenían objetos que venían de Europa como bargueños; santos de marfil; cómodas y roperos finamente tallados; la ropa de cama se traía de Holanda; además había textiles riquísimos bordados en hilos de oro y plata sobre los muebles; espejos con magníficos marcos tallados y dorados; mesas de marquetería, y los pisos estaban cubiertos con tapetes de distintas procedencias. La Casa del Risco fue decorada de esta manera por decisión del matrimonio Fabela, que deseaba restituirle su grandeza a la mansión colonial.